Pensemos en esa fotografía, que
recorrió el mundo hace ya varios años. La foto que mostraba a una niña en
áfrica a punto de morir de hambre y sed, y atrás de ella acechándola un buitre inmóvil,
muy quieto para no asustar a su presa.
¿Es posible creer que hay un
amoroso y preocupado creador cuando lo único que esta niña necesitaba era
lluvia? ¿Cómo un Dios amoroso le haría esto a esa niña? ¿Quién controla la
lluvia? Yo no, ni usted tampoco. Pensemos también en todas esas plagas que
pasan en el planeta matando personas inocentes. No es posible para una persona
inteligente creer que hay una deidad que ama. (Esto es un argumento de una
persona escéptica llamada Templeton).
Ahora bien, veamos lo que dice un erudito cristiano, el Dr. Kreeft.
En primer lugar, enfoquémonos en sus palabras (en las de Templeton): “no es posible”. Hasta David Hume, uno de los más escépticos de la historia, dijo que es apenas posible que Dios exista. Esa al menos es una posición razonable: decir que hay siquiera una pequeña posibilidad. Sin embargo, decir que no hay posibilidad que un Dios amoroso que sabe mucho más que nosotros, incluyendo nuestro futuro, facilitaría tal maldad como la que Templeton vio en África… bueno, eso me parece una arrogancia intelectual.
¿Cómo puede un simple y finito
humano estar seguro de que la infinita sabiduría no toleraría ciertas maldades
de corto alcance a fin de obtener más bienes de largo alcance que no
vislumbraríamos?
Mirémoslo de esta forma: ¿Estaría de acuerdo que la diferencia entre nosotros y Dios es mayor que la
diferencia entre nosotros y un oso?
Bueno, pues imagínese a un oso en
una trampa y aun cazador que, por lastima, quiere liberarlo. Trata de ganarse
la confianza del oso, pero no lo puede hacer, así es que tiene que inyectarle
un narcótico. El oso, sin embargo, piensa que esto es un ataque y que el
cazador quiere matarlo. No se da cuenta que esto lo hacen por compasión.
Entonces a fin de sacar al oso de
la trampa, el cazador tiene que empujarlo más adentro de la trampa para soltar
la tensión del resorte. Si el oso estuviera medio consiente, en ese momento
estaría todavía más convencido de que el cazador es su enemigo que procura
causarle sufrimiento y dolor. Sin embargo, el oso estaría equivocado. Llega a
esta falsa conclusión porque no es un ser humano.
¿Cómo puede cualquier persona
estar segura que no hay una similitud entre nosotros y Dios? Creo que a veces
Dios hace lo mismo con nosotros y no comprendemos el porqué lo hace más de lo
que el oso comprende la motivación del cazador. Así como el oso debió haber
confiado en el cazador, también nosotros debemos confiar en Dios.
Las escrituras describen a Dios
como un Dios oculto. Uno tiene que hacer un esfuerzo de fe para encontrarlo.
Hay señales que uno puede seguir. Y si eso no fuera así, si hubiera algo más o
menos que una indicación, me sería difícil comprender como en verdad seriamos
libres de hacer una elección en cuanto a Él.
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