18 abr 2016

¿Qué es la apologética?


La apologética puede definirse en pocas palabras como la defensa de la fe cristiana.
Apologética deriva del término griego apología, que se aplicaba originalmente a un discurso de defensa. En la antigua Atenas, se refería a la defensa que tenía lugar en el tribunal como parte de un procedimiento judicial. Después de la acusación, se le permitía al acusado refutar las acusaciones con una defensa (apología).
El griego apología aparece 17 veces en el Nuevo Testamento, como sustantivo y como verbo, y en todos los casos puede traducirse “defensa” o “vindicación”.
Podemos diferenciar cuatro funciones de la apologética:
La primera función podemos llamarla vindicación o prueba, y abarca la presentación ordenada de argumentos filosóficos, pruebas científicas e históricas de la fe cristiana.
La segunda función es la defensa, y está más cerca del uso de la palabra apología en el Nuevo testamento y entre los primeros cristianos, en el sentido de defender el cristianismo contra la profusión de ataques realizados en cada generación por los críticos comprometidos con otras creencias. Significa clarificar la posición cristiana frente a interpretaciones y exposiciones equivocadas; responder a las objeciones, las críticas y las preguntas de quienes no son cristianos, y en general, despejar las dificultades intelectuales que según los incrédulos se interponen en su camino para aceptar la fe.


La tercera función es la refutación de creencias contrarias. Alude a la tarea de dar respuesta a los argumentos que presentan los no cristianos como respaldo de sus convicciones. La mayoría de los apologistas coincide en que la refutación no es suficiente en sí misma,, ya que demostrar que una filosofía o religión no cristiana es falsa no prueba que el cristianismo sea verdadero.

La cuarta función es la persuasión. Esta función se concentra en conducir a los no cristianos hasta el momento del compromiso con Jesús. El objetivo del apologista no es simplemente ganar una discusión intelectual sino además persuadir a las personas a entregar su vida y su destino eterno, y hacerlo por fe en el hijo de Dios que murió por ellos.

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