23 abr 2016

¿Quién le dijo a David que hiciera un censo? ¿Dios o Satanás?



¿Cómo puede reconciliarse el aparente conflicto o contradicción que existe entre 2 Samuel 24:1 y 1 Crónicas 21:1?

2Sa 24:1  Volvió a encenderse la ira de Jehová contra Israel, e incitó a David contra ellos a que dijese: Vé, haz un censo de Israel y de Judá. 
1Cr 21:1  Pero Satanás se levantó contra Israel, e incitó a David a que hiciese censo de Israel.  
El primer pasaje, en Samuel, indica que la ira de Dios incitó a David a realizar un censo que no era la voluntad de Dios. Sin embargo, el segundo pasaje, en Crónicas, declara que fue Satanás quien indujo al rey a actuar de manera equivocada.

Si analizamos la palabra hebrea que se usa para "incitar" veremos que es el mismo termino para ambos pasajes bíblicos. Por lo tanto, no hay error de traducción en este sentido.

Para la antigua manera de pensar Israelita, las dos declaraciones no se contradicen. Tenemos que tener en cuenta que existen dos formas de expresar lo mismo de acuerdo a la mentalidad hebrea.


El autor del libro de 2 Samuel sigue cierta mentalidad religiosa hebrea abundante en el Antiguo Testamento y algo menos en el Nuevo Testamento, que consiste en atribuir a Dios todo lo que sucede por considerarlo la causa primera. Es decir, esta mentalidad parte de la idea, de que como Dios es el soberano del universo, ningún evento se produce sin que esté controlado por Dios, y Él, por tanto, de alguna manera, lo permite. Aunque Dios no fue el autor del pecado, Él permitió que el pecado apareciese para que la maldad se hiciese evidente a los ojos de todo el universo, y Él revelará su amor al mundo y a todo el universo, entregando a su propio hijo como rescate por los pecadores.

Los hebreos a menudo usaban los verbos activos para expresar "no la realización de algo, sino el permiso de algo que se dice que el agente hace". A través de la Biblia, los escritores inspirados a menudo describen la permisividad de Dios como algo que el Señor hace.

Por ejemplo, el libro de Éxodo registra que "Dios endureció el corazón de Faraón" (Ex 7:3, 13; 9:12; 10:1) pero Dios no forzó directamente a Faraón a rechazar su voluntad. Dios endureció su corazón en el sentido que proveyó las circunstancias y ocasión para que Faraón rechazara su voluntad. Si Dios no hubiera enviado a Moisés, Faraón no hubiera enfrentado el dilema de liberar o no a los israelitas. Así que Dios fue ciertamente el iniciador de las circunstancias que guiaron el pecado de Faraón pero Él no fue el autor o causa directa del desafío de Faraón.

Otro ejemplo de este lenguaje idiomático hebreo, se encuentra en el libro de Job. Esta historia del censo de David, es muy similar a los primeros capítulos de Job.

Satanás entró a la presencia de Dios en dos ocasiones diferentes en Job 1-2. La primera vez acusó a Job de solamente servir a Dios a causa de las bendiciones que Dios le concedía. Dios entonces permitió que Satanás afligiera a Job con sufrimiento. Después que Satanás usó agentes humanos y naturales para destruir la riqueza y a todos los hijos de Job, regresó a la presencia de Dios.
Notemos el intercambio de palabras entre Dios y Satanás; en vista del pensamiento idiomático hebreo se dice que Dios hace lo que permite.

(Job 2:3-7)  Y Jehová dijo a Satanás: ¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal, y que todavía retiene su integridad, aun cuando tú me incitaste contra él para que lo arruinara sin causa?  Respondiendo Satanás, dijo a Jehová: Piel por piel, todo lo que el hombre tiene dará por su vida. Pero extiende ahora tu mano, y toca su hueso y su carne, y verás si no blasfema contra ti en tu misma presencia. Y Jehová dijo a Satanás: He aquí, él está en tu mano; mas guarda su vida. Entonces salió Satanás de la presencia de Jehová, e hirió a Job con una sarna maligna desde la planta del pie hasta la coronilla de la cabeza. 
Aunque Dios sabía que Satanás era la causa directa del sufrimiento de Job, Él dijo a Satanás: "tú me incitaste contra él para que lo arruinara sin causa"

En el Nuevo Testamento también vemos algo similar:

(2Ts 2:11)  Por esto Dios les envía un poder engañoso, para que crean la mentira, 
El problema de cómo un Dios amoroso puede enviar un "poder engañoso", endurecer el corazón de alguien o incitar a alguien a pecar (en el caso de David y el censo), puede compararse a la obra de Dios en la naturaleza. En un sentido, se puede decir que Dios mata a alguien que salta de un edificio de 100 pisos, ya que Dios fue el que estableció la ley de gravedad (pero Dios no forzó a la persona a saltar). Algunos escritores inspirados escribieron desde este punto de vista, lo cual era una costumbre en su cultura.

Ciertamente, así como Faraón endureció su corazón porque Dios proveyó la ocasión para que lo hiciera, y así como Job sufrió porque Dios permitió que Satanás golpeara a Job con calamidades, Dios permitió que Satanás incitara a David a pecar. Israel sufrió como resultado directo de la obra de Satanás en la vida del rey David, lo cual Dios permitió. Por ende, se puede decir legítimamente que Dios y Satanás habían incitado al rey, pero en maneras diferentes.







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